martes, 27 de diciembre de 2016

Luis Manuel Arias : Difícil cumplir los propósitos de año nuevo

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Difícil cumplir los propósitos de año nuevo

Descubren por qué es tan difícil cumplir los propósitos de año nuevo

Una nueva investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Duke (EE.UU.) pone de manifiesto por qué es tan complicado dejar de lado un hábito o poner en marcha un plan de acción de cara al nuevo año, lo que conocemos como los buenos propósitos de año nuevo. La clave de esta dificultad radicaría en que nuestros hábitos dejan una marca palpable en circuitos específicos del cerebro, preparándonos para “alimentar” estos vicios en vez de para luchar contra ellos.

Dejar de fumar, comer menos azúcar, hacer más ejercicio, ir menos de compras... la lista de propósitos puede ser muy variopinta pero todas ellas tienen algo en común: debemos romper con la rutina. Sin embargo, nos encontramos con un reto importante: vencer el funcionamiento de nuestro cerebro producto de la costumbre.

Los investigadores emplearon ratones sanos a los que instruyeron para generar un hábito de consumo de azúcar a distinto nivel, observando que los más “enganchados” al dulce, seguían presionando la palanca para obtener azúcar aun cuando se retiraron las golosinas. Al comparar los cerebros de estos ratones (la actividad eléctrica de los ganglios basales que regula el comportamiento compulsivo) con el grupo de control, descubrieron que con solo mirar piezas aisladas de sus cerebros en una placa de Petri era posible discernir qué ratones habían acabado formando un hábito/adicción.

Las señales eléctricas de sus cerebros también revelaron que tanto las de impulso como las de parada eran mucho más activas en los ratones que se habían vuelto “adictos” al azúcar que en el resto, siendo la señal de impulso más prominente que la otra.

Esto puede estar relacionado con el hecho de que una adicción hace que una persona sea más propensa a participar también en otros hábitos poco saludables”, aclara Justin O'Hare, coautor del trabajo.

“Un día podremos ser capaces de dirigir estos circuitos cerebrales para promover hábitos que queramos y acabar con los no deseables”, explica Nicole Calakos, líder del estudio.

El estudio ha sido publicado en la revista Neuron.

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¿Entienden los dueños a sus mascotas?

¿Entienden los dueños a sus mascotas?

No hay duda de quién es el culpable cuando el dueño encuentra sus pantuflas hechas trizas al volver a casa. Para cerciorarse del todo suele bastar una mirada a los ojos del perro. La cabeza está inclinada; la mirada, sumisa, dirigida hacia arriba: una mirada perruna que delata al malhechor. 

Pero al parecer los amigos de las mascotas se equivocan. La bióloga Alexandra Horowitz, del Barnard College de Nueva York, demostró con un estudio que la "mirada de culpable" de un perro no indica para nada si realmente se ha comportado mal. Simplemente se trata de una reacción ante los reproches que le hace el dueño.


Relación hombres y perros

En un experimento, los dueños de los perros inculcaron a sus mascotas que no tocaran algo de comida que se había colocado en la habitación. Después de que los propietarios salieran de la sala, a un grupo de perros se les dio la comida, y a otros, no. Luego, a todos los participantes se les dijo que sus perros no habían respetado la prohibición.

El sorprendente resultado: aquellos perros que eran reprendidos con especial hincapié mostraban a juicio de los propietarios una mirada inequívocamente 'culpable', no importa si habían comido la delicia prohibida o no. "Es simplemente lo que quieren ver los propietarios", dice Alexandra Horowitz.

Al parecer, los seres humanos tendemos a transferir nuestras propias ideas morales y comportamientos a nuestros compañeros animales. Cuanto más cerca y cuanto más tiempo pasamos con ellos, más propensos somos a este tipo de juicios.